Dicen que con halagos se llega a todas partes, pero nosotros sostenemos que un «ingenio agudo» funciona igual de bien.
Los comentarios ingeniosos, un sello distintivo de la inteligencia y el buen humor, tienen el poder de hacerte destacar entre la multitud y atraer las miradas.
¿Es algo con lo que se nace o es posible desarrollar una personalidad ingeniosa?
Ambas vías son viables, y hoy nos ocuparemos de la segunda.
¿Qué es exactamente el ingenio?
El ingenio es una categoría del humor en la que se incluyen las ocurrencias, las bromas y los chistes.
Cada uno de ellos se define de la siguiente manera:
- Ocurrencia: Un comentario inteligente y observador que conecta dos cosas que de otro modo no estarían relacionadas.
- Réplica: Una respuesta rápida que se basa en una pregunta
- Chiste: Similar a una ocurrencia, pero a menudo más mordaz.
A veces, el humor ingenioso es más ingenioso que divertido a carcajadas, ya que se basa en juegos de palabras y en un pensamiento conceptual que establece un paralelismo entre dos cosas distintas.
Además, la sincronización desempeña un papel fundamental. La inmediatez es una parte importante del ingenio; lo ideal es que la frase se deslice por la lengua sin perder el ritmo.
Ser ingenioso demuestra una facilidad con el lenguaje que sólo alguien con una mente ágil podría manejar.
Dicho de otro modo: El ingenio te hace parecer muy inteligente.
¿Cuáles son las ventajas de ser ingenioso?
La agudeza mental es una cualidad excelente que hay que desarrollar. (Y sí, se puede mejorar el ingenio, de lo que hablaremos más adelante.) Pero, ¿cuáles son exactamente sus ventajas? Las personas de ingenio agudo suelen ser:
- Más accesible y simpático
- Considerado más inteligente
- Mucha creatividad
- Con ventaja profesional
Además, los estudios demuestran que las personas ingeniosas que siguen cultivando su humor a lo largo de la vida ralentizan el proceso de envejecimiento cerebral.
Es decir, te mantiene «con él» más tiempo.
Cómo ser más ingenioso: 19 consejos para mejorar tu ingenio
¿Cómo se consigue ser más ingenioso? ¿Es una de esas cosas con las que se nace o no? Buenas noticias: se puede aprender a ser más gracioso.
Requiere trabajo, pero es posible, sea cual sea tu coeficiente intelectual. La clave está en entrenar el cerebro de formas específicas.
1. Jugar al «Juego de los objetos»
Al principio, el «juego de los objetos» parece sencillo. Se pone una alarma de un minuto y se intenta nombrar tantos objetos como sea posible en 60 segundos. Las personas con cerebros rápidos suelen nombrar una media de un objeto por segundo.
Inténtalo. A la mayoría de la gente le resulta mucho más difícil de lo que pensaba. No te alarmes si no llegas a los 60 elementos en tus primeros intentos. Mejorarás y tu cerebro será más rápido.
2. Practicar las asociaciones categóricas
¿Ha jugado alguna vez a un juego de asociación de palabras? El objetivo es decir la primera palabra que te venga a la cabeza cuando se diga una palabra determinada. Por ejemplo, para «planta», alguien puede soltar «verde».
Si quieres trabajar tu ingenio, es un ejercicio lingüístico estupendo. Pero en lugar de decir la primera palabra que te venga a la cabeza, haz asociaciones categóricas. Así, para «planta» servirían palabras como «selva», «bosque» o «biodomo».
¿Por qué es útil? Acelera tu capacidad para aderezar las ocurrencias observacionales.
3. Jugar al juego de la respuesta retardada
Este es otro «juego cerebral» para hacer trabajar tu ingenio. ¿Alguna vez has pensado en una buena respuesta días después de que pasara el momento? Frustrante.
En lugar de patearte el trasero, conviértelo en un ejercicio de escritura que mejorará tu ingenio. ¿Cómo se hace? Recuerda uno de esos momentos. Después, escribe lo que dijo la persona. A continuación, piensa en diez respuestas ingeniosas.
El objetivo no es memorizar las ocurrencias. Sin embargo, este juego mental te ayudará a desarrollar un ingenio más rápido. Y quién sabe, quizá alguna de las ocurrencias que se te ocurran te resulte útil algún día.
4. Tomar una clase de improvisación
Asistir a una clase de improvisación es una forma eficaz, aunque intimidatoria, de mejorar tu ingenio. Aprenderás a hacer asociaciones libres y a pensar con los pies en la tierra.
Estar rodeado de otras personas que trabajan en lo mismo suele ser una fuente de inspiración.
Mucha gente descarta inmediatamente la idea de asistir a una clase de improvisación, pensando que todos los demás serán actores y cómicos expertos, y que ellos destacarán como un tonto. Pero en realidad, la mayoría de la gente está allí para aprender a soltarse.
5. Ver programas de televisión y streaming
Ver toneladas de televisión no es lo mejor para el cerebro si se hace de forma pasiva. Pero si analizas lo que ves, tomas notas y haces asociaciones, en algunos aspectos puede ser tan estimulante como leer.
Si quieres desarrollar tu ingenio, ver series y películas es una buena idea por dos razones:
- Te permite estudiar los chistes y fijarte en los patrones de diálogo.
- Te da pie para bromear. (Piensa en cuánta gente ha utilizado «winter is coming», un famoso dicho de la exitosa serie Juego de Tronos).
6. Mejorar tu vocabulario
Para el ingenio, las palabras son herramientas. Así que si quieres ser un pensador más rápido, amplía tu vocabulario. Cuantas más palabras conozcas, más opciones tendrás.
A veces, utilizar la palabra exacta puede ser ingenioso en sí mismo. Por ejemplo, decir «arpía» en lugar de «vieja cascarrabias» tiene más garra y, por tanto, más gracia.
7. Escuchar mejor
Si quieres ser más gracioso, conviértete en un buen oyente.
Como ya se ha dicho, la observación es la espina dorsal del ingenio. Así que prestar mucha atención a cómo reacciona e interactúa la gente te ayudará a conseguir tu objetivo.
Además, escuchar con atención hace que la gente se sienta más relajada y cómoda a tu alrededor.
8. Tener el corazón ligero
Cuando se trata de ocurrencias y ocurrencias, hay una línea divisoria. Si la traspasas, puedes convertirte en la persona más odiada de la sala, no en la más querida.
¿Cuál es el Rubicón del que hablamos? Profundidad emocional. Básicamente, sólo debes bromear sobre cosas ligeras o intrascendentes. La vida es una bestia.
A la gente no le gusta que le recuerden sus dificultades y obstáculos a cada momento. Además, cuando una ocurrencia es demasiado «oscura», puede resultar más ofensiva que divertida.
9. Aprender a relajarse
Las cosas forzadas sientan mal, así que intenta no centrarte en la posible reacción de tu público.
Lo que digas puede ser gracioso, pero si sale rebuscado y ensayado, lo más probable es que no cuaje y la gente no se fije en tu genial observación.
10. Observar a la gente divertida
Los deportistas profesionales estudian a sus adversarios. Se aprenden sus estadísticas y vuelven a ver vídeos de sus partidos, encuentros y actuaciones.
Es un hábito estupendo para desarrollar el ingenio.
Mira especiales de comedia, ve a clubes de comedia y a micrófonos abiertos. Fíjate en los comportamientos y patrones de tus amigos cómicos.
No olvides prestar atención también a cuando «fracasan». ¿Qué falló? ¿Por qué no salió bien?
Aprender estas cosas te ayudará a elaborar mejores juegos de palabras, ocurrencias y chistes.
11. Leer a Oscar Wilde y Dorothy Parker
Dorothy Parker y Oscar Wilde nacieron en el siglo XIX y hace tiempo que dejaron la Tierra. Sin embargo, su ingenio sigue siendo uno de los más célebres.
Ambos tenían mentes increíblemente ágiles y podían inventar ocurrencias en un abrir y cerrar de ojos.
Así que si quiere aprender de los maestros, sumérjase en algunas obras de teatro, artículos y libros escritos por cada uno de ellos, como «The Portable Dorothy Parker» y «La importancia de llamarse Ernesto» de Wilde.
12. Devorar libros, artículos, relatos cortos, textos de marketing, etc.
No sólo debes leer a maestros como Wilde y Parker, sino que leer más, en general, te ayudará a desarrollar un sentido del humor más sofisticado.
Para empezar, la lectura nos hace más inteligentes. Optimiza la función cerebral y, además, aprendemos cosas interesantes sobre la vida.
Pero no te limites a la literatura (aunque deberías leer algo). Lee periódicos, revistas, blogs e incluso el reverso de las cajas de cereales. Estudia y reflexiona sobre cómo las personas y las empresas utilizan el lenguaje cuando apelan a las masas.
13. Desarrollar la confianza en uno mismo
Hay que tener agallas para soltar una broma, así que desarrollar la confianza en uno mismo también debería estar en tu lista de tareas pendientes. Lee libros sobre el tema e intenta meditar sobre la confianza en ti mismo y trabajar la atención plena.
Notarás que cuando tu autoestima aumenta, tienes menos estrés psíquico, más claridad mental, y serás más capaz de pensar con claridad.
14. Humor de estudio
Sí, hay libros que puedes leer para ser más gracioso. Desglosan el humor como una ciencia y ofrecen fórmulas que puedes aprender, como las jugadas de ajedrez.
Contrariamente a la creencia popular, no hace falta nacer con un cerebro extraordinario para ser gracioso. Se puede llegar lejos estudiando mucho.
15. Ser más observador
Los grandes escritores, satíricos e ingeniosos se dan cuenta de muchas cosas de la vida.
Muchos no nacieron así, sino que empezaron a llevar diarios y cuadernos desde muy pequeños.
Anotar sus acciones, sentimientos y hechos rápidos les ayudó a retener más.
Muchos también llevan consigo un pequeño cuaderno o utilizan una aplicación de notas para apuntar cosas divertidas o interesantes que observan durante el día. Es un hábito estupendo que todo aspirante a ingenio debería probar.
¿No sales mucho? Por suerte, tenemos YouTube.
Como ejercicio, elige cinco «personas influyentes» diferentes en el mismo espacio y mira un vídeo de cada una.
Toma nota de las similitudes y diferencias entre cada uno.
¿Llevan la misma ropa? ¿Tienen la misma paleta de colores? ¿Hablan igual? ¿Y sus reacciones? ¿Se parecen? ¿Qué hacen para transmitir determinadas emociones?
Recuerda tomar nota de los aspectos verbales y no verbales.
16. Recordar los buenos chistes
No estamos sugiriendo que robes chistes. Eso es un gran NO-NO. ¡Enorme!
Pero no hay nada malo en recordar buenos chistes y escribirlos para tu propia edificación. Ten un libro de buenos chistes. Si quieres desarrollar tus habilidades, léelo semanalmente.
Si lo haces, te ayudará a inventar tus propias ocurrencias, ya que estarás más en sintonía con la cadencia del humor.
17. Aprender el arte de contenerse
Demasiado de algo bueno se convierte rápidamente en malo. Esto no podría ser más cierto en el caso de las ocurrencias, los chistes y los juegos de palabras.
Si siempre está contando chistes, puede parecer más odioso y nervioso que acogedor y divertido. Por eso, aprender el arte de contenerse es vital para ser más ingenioso.
18. Aprender a leer a la gente
Cada persona es diferente, y la comedia es subjetiva. Lo que es gracioso para un padre octogenario puede ser ofensivo para sus hijos milenarios. Lo mismo ocurre con personas de la misma edad que han crecido en comunidades muy diferentes.
¿Qué significa esto para ti, estudiante de ingenio? Aprender a leer una sala es crucial.
19. Ser tú mismo
Podría decirse que la autenticidad es una de las cualidades más importantes que una persona puede cultivar. Porque cuando nos conocemos a nosotros mismos y vivimos una vida de la que estamos orgullosos, las cosas van mucho mejor.
Así que no te preocupes si no eres el próximo Oscar Wilde. El 99,99% de la gente no lo es, y no pasa nada. El mejor humor que puedas producir vendrá de tu yo auténtico.
Reflexiones finales
Buena suerte desarrollando tu ingenio. Esperamos que nuestros consejos sobre cómo ser ingenioso te hayan resultado útiles. Con un poco de dedicación, lo conseguirás.
Y sigue el consejo del propio bardo: «Más vale tonto ocurrente que tonto ingenioso».