Mantienen el contacto visual y asienten ligeramente de vez en cuando. Pero, ¿están escuchando de verdad? ¿Entienden lo que dices? ¿Le interesa?
Esta persona es una escucha pasiva de libro de texto. No recibes ninguna respuesta real de su parte.
Si alguna vez te has hecho la pregunta «¿Por qué es tan importante la escucha activa?», son las «conversaciones» como ésta las que la responden.
Quieres algo más que una caja de resonancia. Quieres un compromiso real.
Entonces, ¿cómo es la escucha activa? ¿Y es siempre mejor?
Escucha activa Vs. Escucha pasiva
¿Cuáles son las principales diferencias entre la escucha activa y la pasiva?
- La escucha activa es mejor para la comunicación bidireccional, mientras que la pasiva es mejor para la unidireccional.
- Los oyentes activos reaccionan a lo que oyen con señales no verbales, parafraseando o repitiendo y haciendo preguntas; los oyentes pasivos no reaccionan.
- La escucha activa requiere atención plena y un esfuerzo por aclarar y comprender; la escucha pasiva requiere poco (o ningún) esfuerzo.
- Los oyentes activos analizan lo que oyen y lo resumen o parafrasean para asegurarse de que lo han entendido; los oyentes pasivos se limitan a escuchar.
Diferencias aparte, ¿cómo practicar la escucha activa cuando la ocasión lo requiere? ¿Y cómo puedes animar a tus interlocutores a hacer lo mismo?
¿Qué es la escucha pasiva?
El oyente pasivo no interviene en la comunicación. Su papel es simplemente escuchar.
Esto es ideal para situaciones en las que un orador se dirige a un grupo de personas o cuando el oyente está disfrutando de la música en la radio, un podcast o una producción teatral.
Sin embargo, no es ideal para situaciones en las que el orador desea recibir alguna respuesta, o al menos alguna prueba de que el oyente está prestando atención y haciendo un esfuerzo por comprender.
- Conversaciones de corazón a corazón
- Conversaciones médico-paciente
- Conversaciones terapeuta-cliente
- Conversaciones entre empresario y empleado
En algunos casos, el interlocutor sólo quiere una caja de resonancia, en cuyo caso le basta con escuchar pasivamente. Pero la mayoría de la gente prefiere una conversación bidireccional.
Ejemplos de escucha pasiva
A veces todos somos oyentes pasivos. Algunos ejemplos de cuándo tiene sentido serlo:
- Escuchar una grabación de audio o audio en directo – podcast, audiolibro, álbum de música, radio, listas de reproducción de Spotify, etc.
- Escuchar a un orador: hacer una presentación, tratar temas de interés en una reunión o proporcionar información y conocimientos en una conferencia o convención.
- Ver un espectáculo grabado o en directo – películas, programas de televisión, producciones teatrales, obras de Broadway, ópera, conciertos, etc.
¿Qué es la escucha activa?
La escucha activa implica más esfuerzo que la pasiva. El objetivo es comprender plenamente lo que dice la otra persona, para evitar malentendidos y suposiciones erróneas. Esto se consigue mediante lo siguiente
- Mostrando atención a través de lenguaje corporal alentador y señales no verbales.
- Reflexionar y analizar las palabras del otro para determinar lo que necesita aclaración.
- Prestar atención a las señales no verbales de la otra persona para captar lo que no está diciendo.
- Repetir las palabras o frases de la otra persona para asegurarte de que has oído bien o para pedirle aclaraciones.
- Parafrasear: expresar lo que has oído con tus propias palabras para asegurarte de que lo has entendido.
- Hacer preguntas pertinentes para pedir aclaraciones.
- Resumir lo que ha dicho el otro.
- Ponerse en el lugar del otro para comprender mejor su punto de vista.
Para practicar la escucha activa, también es importante saber qué no hacer en una conversación:
▶ No interrumpir lo que dice el otro, ni para terminar la frase ni para argumentar.
▶ No utilices un lenguaje corporal impaciente, despectivo o cerrado: suspiros exagerados, ojos en blanco, encogerse de hombros, mirar el reloj con frecuencia, negar con la cabeza, etc.
▶ No «finjas escuchar» con un lenguaje corporal falso o exagerado. Es transparente y desagradable.
▶ No te desconectes para pensar en lo que quieres decir a continuación o en cómo vas a refutar uno de los puntos que están tratando de exponer.
▶ No des consejos a menos que la otra persona te los pida.
▶ No hagas que todo gire en torno a ti. Nada de secuestrar la conversación para convertirte en el centro de atención. Aunque la otra persona esté hablando de ti, céntrate en ella.
Lo ideal es que, cuando dos personas hablan entre sí, ambas escuchen activamente. Ambas dan muestras de su plena atención y de su deseo de entender, lo mejor posible, lo que dice la otra.
Un oyente puede ser más activo que el otro, sobre todo si uno está distraído o quiere hablar de otra cosa. Pero las mejores conversaciones son aquellas en las que ambas personas participan plenamente. Y la escucha activa es la mejor forma de conseguirlo.
Ejemplos de escucha activa
Cuanto mejor seamos en la escucha activa, más la practicaremos. He aquí algunos ejemplos de situaciones en las que la escucha activa es fundamental para el éxito de la conversación:
- Un consejero/terapeuta que escucha a su cliente – La escucha activa es una forma más eficaz de llegar a comprender mejor al cliente que limitarse a escuchar y tomar notas.
- Un padre que escucha a su hijo – Especialmente cuando el tema es delicado, los padres deben esforzarse siempre por comprender a sus hijos y modelar el tipo de escucha que quieren que aprendan.
- Parejas que se escuchan – Cualquier relación amorosa es más sana cuando ambos practican la escucha activa. Ninguno de los dos debe ser una caja de resonancia muda o una esponja emocional para el otro.
- Un médico que escucha a un paciente – Los médicos y todos los profesionales de la medicina que se reúnen con pacientes deberían practicar la escucha activa siempre que sea posible para entender lo que el otro intenta comunicar y evitar diagnósticos erróneos.
- Un empresario o directivo que escucha a un empleado – En cualquier entorno profesional, quienes ocupan puestos de liderazgo deberían comprometerse a practicar la escucha activa siempre que un empleado necesite su atención. Y viceversa.
¿Cómo utilizarás la escucha activa y la escucha pasiva?
Ahora que conoces las diferencias entre la escucha activa y la pasiva, sabes que no debes decir que la escucha activa es siempre superior. Pero también estás mejor preparado para practicar la escucha activa en conversaciones individuales.
Piensa en los momentos en los que te sentiste frustrado con los oyentes pasivos o con los que fingías escuchar pero sólo estaban atentos a los puntos con los que podían discutir.
Te mereces algo mejor. Igual que todas las personas de tu vida que necesitan un buen oyente. Que siempre seas el oyente que necesitan. Y que encuentres lo mismo para ti.