¿Has pasado por una relación que te hizo daño emocionalmente, o conoces a alguien que lo haya vivido?
Aunque esa relación haya terminado, es posible que aún sientas las secuelas del maltrato emocional. D
ejar de estar en esa situación no borra el impacto que ha tenido en tu bienestar.
Un estudio canadiense en el que participaron 1.000 mujeres de 15 años en adelante arrojó las siguientes estadísticas:
- El 35% de las mujeres habían sufrido abusos emocionales durante su infancia.
- El 43% había sufrido algún tipo de maltrato en su infancia o adolescencia
- el 39% había sufrido maltrato emocional en una relación en los últimos cinco años
No importa si el maltrato vino de una pareja, un familiar o un amigo, tienes derecho a reconocer el abuso, a luchar por tu independencia y a recuperar tu paz.
Tomar conciencia de lo que has vivido es el primer paso para empezar a sanar.
En este artículo, veremos los efectos del abuso emocional tanto a corto como a largo plazo, y te daremos consejos sobre cómo puedes comenzar a recuperarte.
¿Qué te hace el abuso narcisista?
Puede que ni siquiera te des cuenta de que lo que sufriste en tu relación equivale a maltrato emocional.
Aunque el maltrato suele hacernos pensar en golpes o heridas, el abuso emocional también lastima profundamente.
Las palabras y comportamientos crueles pueden hacerte sentir atrapada en tu mente y es difícil salir de ahí.
Si alguien en tu vida te hace (o te hacía) lo siguiente de forma habitual, probablemente conozcas de cerca los efectos del maltrato emocional:
- Criticarte constantemente (tu comportamiento, rendimiento, apariencia, etc.)
- Humillarte en casa y en público
- Culparte cuando mencionas algo que ha hecho para herirte.
- Actuar con evasivas o guardar silencio
- Amenazar con hacerte daño a ti o a un ser querido (o a sí mismos) si no haces lo que ellos quieren.
- Controlar tus finanzas y utilizar el dinero para controlarte y manipularte
- Hacerte sentir mal por salir o hacer tus propias cosas, para que te quedes en casa y hagas solo lo que ellos desean.
Todo esto es abuso emocional. Aunque no veas moretones, el daño es real.
El abuso mental no siempre es visible, pero puede afectar tu vida y tus relaciones de manera profunda.
Efectos del maltrato emocional conyugal
Cuando hablamos del maltrato emocional en una relación, es importante entender que no suele empezar de golpe.
Al principio, la persona que te maltrata puede parecer muy protectora y preocupada por tu bienestar. Puede que te diga que lo hace por tu propio bien, para que estés segura y no cometas errores.
Al principio, esto puede parecer cariñoso, especialmente si no te sentías lo suficientemente protegida o valorada cuando eras más joven. Pero una vez que te tiene en su control, la situación cambia.
Empieza a tomar decisiones por ti, haciendo que dudes de ti misma y esperando que siempre aceptes lo que él dice. Si intentas recuperar tu independencia o tomar tus propias decisiones, te castigará o te hará sentir mal.
Este tipo de maltrato cambia la dinámica de la relación. En lugar de ser compañeros que toman decisiones juntos, te conviertes en un personaje secundario en la vida de alguien que quiere controlarlo todo.
Estás ahí para asumir la culpa y hacer lo que él quiere, sin importar cuánto te duela.
11 secuelas del maltrato emocional
Puede que no experimentes todos los efectos del maltrato encubierto que aquí se enumeran, pero al menos algunos de ellos deberían resultarte familiares.
Los hemos desglosado en efectos a corto y largo plazo del abuso emocional para que puedas identificar en qué punto del proceso de recuperación te encuentras.
Efectos a corto plazo del maltrato emocional
1. Confusión e incertidumbre
Puede que, justo después de dejar la relación, te sintieras aliviada, pero ahora no estás tan segura.
Te preguntas si realmente era tan malo como pensabas. Tal vez te preguntas si todo el maltrato era culpa tuya, como te decía tu pareja.
Empiezas a cuestionar si hiciste bien en irte. Tal vez piensas que tu relación era «normal» y que simplemente te equivocaste al irte.
Puedes sentirte como si fueras la persona que arruinó todo, como si hubieras sido la que causó el problema en tu vida.
Todo esto es normal y forma parte del proceso de recuperación. Es importante recordar que lo que viviste no estaba bien y que tus sentimientos son válidos.
Con el tiempo y el apoyo adecuado, empezarás a entender mejor tu experiencia y a sanar.
No tienes ni idea de cómo es una relación «normal» o sana. Quizá la tuya era normal después de todo.
Todo es tan confuso y perturbador, y te sientes como si fueras la mala persona que acaba de dinamitar tu vida familiar.
2. Miedo y ansiedad
Después de salir de una relación con un maltratador emocional, es común sentir miedo y ansiedad.
Has estado viviendo bajo estrés y miedo por tanto tiempo que, aunque ya no estés con el abusador, el miedo no desaparece de inmediato. Puedes estar siempre esperando que algo malo pase o temiendo que alguien te grite o critique.
Aunque ya no vivas con tu agresor, te sientes insegura y analizas cada cosa que haces. Te enseñaron a creer que no podías hacer nada bien sin su guía, y ahora te sientes perdida y aterrorizada por la falta de esa dirección.
También podrías sentir síntomas físicos de ansiedad, como dolores sin razón aparente, palpitaciones en el corazón y tensión en los músculos.
Esto es normal, pero con el tiempo y el apoyo adecuado, empezarás a sentirte más segura y a manejar mejor tu ansiedad.
3. Vergüenza y pudor
Cuando empiezas a ver lo que has soportado y lo degradante que ha sido, es normal sentirte muy avergonzada.
Te preguntas cómo pudiste permitir que alguien te tratara de esa manera y dónde quedó la persona fuerte que eras antes de estar con tu agresor.
Tal vez tus amigos y familiares te dijeron durante años que estabas en una relación dañina, pero no les hiciste caso o encontraste excusas. Ahora ves que tenían razón y que, de alguna manera, te hicieron dudar de ti misma.
Esa vergüenza de haber sido el «saco de boxeo emocional» de tu pareja puede ser abrumadora.
Recuerda que sentir vergüenza es una parte normal del proceso de recuperación. Con el tiempo, comenzarás a perdonarte a ti misma y a reconstruir tu confianza.
Es importante buscar apoyo para superar estos sentimientos y seguir adelante con tu vida.
4. Desesperanza y desesperación
Cuando has estado tan involucrada con tu agresor, puede ser difícil imaginar cómo vas a superar todo el dolor que has pasado. Te preguntas si alguna vez podrás sentirte bien de nuevo.
Quizás ahora te sientes sin esperanza, dudando si alguna vez podrás tener una vida feliz o encontrar a alguien que te trate con amabilidad y respeto.
La desesperación por los años perdidos y todo lo que diste en la relación, solo para recibir manipulación y críticas, puede ser abrumadora.
Es normal sentir arrepentimiento y fracaso, pero recuerda que estos sentimientos son parte del proceso de recuperación. Con el tiempo y con el apoyo adecuado, podrás sanar y construir una vida más feliz.
No te olvides de que mereces ser tratada con amor y respeto, y que hay esperanza para el futuro.
Efectos a largo plazo del maltrato emocional
5. Entumecimiento emocional
El entumecimiento emocional es una forma en que tu cuerpo trata de protegerte del dolor causado por el abuso emocional prolongado.
Cuando te sientes entumecida, no es que no te importe, sino que es una manera de evitar el dolor. No te sientes ni bien ni mal, simplemente no sientes nada porque es más seguro así.
Sin embargo, el trauma sigue ahí debajo. Cuando te enfrentes a este dolor y reconozcas que es una respuesta normal a lo que has vivido, podrás empezar a sanar.
Necesitas un espacio seguro para enfrentar estos sentimientos, para darte cuenta de lo que has pasado y para permitirte sentir el dolor de la pérdida.
Este dolor puede ser difícil de manejar, incluso cuando te sientes aliviada por haber salido de la relación abusiva.
Puede llevar tiempo antes de que te sientas lo suficientemente segura para permitirte sentir y procesar esos sentimientos.
6. Resentimiento y agresividad
El dolor que sientes después de una relación abusiva a menudo viene acompañado de resentimiento. La rabia acumulada puede superar el entumecimiento emocional y llevarte a tener arrebatos de ira o comportamientos pasivo-agresivos.
Podrías encontrarte diciendo y haciendo cosas que normalmente no harías si estuvieras contenta con tu relación.
Quizás nunca habías pensado en dejar al maltratador, pero ahora no solo quieres irte, sino que también quieres cortar toda conexión, como si quisieras quemar todos los puentes detrás de ti.
El dolor y la rabia acumulados pueden hacer que desees una explosión emocional en lugar de una salida tranquila. Sientes que necesitas liberar todo ese enojo de una vez.
Hasta que no lo hagas, te quema por dentro.
Puedes expresar tu frustración de manera sarcástica o a través de comentarios negativos hacia el maltratador o incluso hacia otras personas. Aunque esto pueda ofrecerte un alivio momentáneo, no resuelve el problema y, a menudo, te deja sintiéndote aún peor.
A veces, puedes sentir la necesidad de hacer que tu agresor sienta el dolor que te causó, de manera intensa y épica. Si no puedes hacerlo por miedo o apego, podrías dirigir esa agresividad hacia otras personas.
Esto puede ofrecerte un alivio temporal, pero al final solo te hará sentir más mal contigo misma.
Es posible que incluso busques provocar una reacción airada porque es más familiar y real para ti que tener una conversación amigable.
Todo esto es parte del proceso de sanar y gestionar el dolor que has experimentado.
7. Trastornos del sueño y pesadillas
El trauma del abuso emocional puede seguirte incluso cuando llega la hora de dormir. Es posible que te pases horas pensando en las palabras o acciones abusivas de la otra persona, o reviviendo una y otra vez esos momentos dolorosos.
Esto puede llevarte a tener problemas para dormir. Sin el descanso adecuado, te falta energía para manejar el estrés y los malos tratos, lo que puede empeorar tu estado de ánimo y hacer que sea más fácil que te sigan maltratando.
La falta de sueño te mantiene despierta cuando más necesitas descansar.
Incluso si logras dormir, el trauma sigue presente. Tu mente puede seguir trabajando en ello mientras duermes, y como no puedes controlar los sueños o las imágenes que pasan por tu cabeza, podrías estar reviviendo el trauma de nuevas maneras.
Las pesadillas pueden persistir incluso después de que la relación abusiva haya terminado. Estas pesadillas pueden ser una señal de trastorno de estrés postraumático (TEPT), un problema que puede necesitar atención profesional para superar.
8. Abuso de sustancias
Cuando tu relación te causa más dolor que felicidad, es común que busques alivio en drogas o sustancias que te hagan sentir mejor, como las que estimulan la producción de dopamina y serotonina en el cerebro.
Es fácil volverse dependiente de estas sustancias para sentirte bien, especialmente después de haber pasado por otra discusión abusiva o emocionalmente agotadora.
El abusador no siempre tiene que ser claramente cruel; a veces, el daño emocional viene de comentarios negativos repetidos de alguien a quien quieres.
Por ejemplo, puede que se quejen constantemente con frases como «Dios no quiere que sea feliz» o «No sé cuánto más puedo soportar».
Estas quejas sutiles te recuerdan que, según ellos, no estás haciendo lo suficiente para mejorar las cosas.
Escuchar esto día tras día puede hacer que te sientas insensible, enloquecida, o que te lleve a explotar de frustración.
Después de otra pelea o sermón, es natural que busques algo que te levante el ánimo, incluso si solo proporciona un alivio temporal.
9. Cuestiones de confianza y búsqueda de aprobación
Cuando el abuso emocional ha dañado tu confianza y autoestima, es difícil creer que los demás realmente te valoren o te quieran por quien eres.
El abusador te ha hecho sentir que no eres suficiente.
Así que puede que busques formas de ganarte la aprobación de tus seres queridos y de otras personas cuyas opiniones te importan:
- Poner un interés extremo en tener el mejor aspecto posible
- Hacer cosas buenas por los demás (con la esperanza de que se fijen en ti y te aprecien por ello)
- Esforzarse al máximo por agradar a la gente.
- Lograr más y obsesionarse con los logros
A pesar de tus esfuerzos, el reconocimiento de los demás nunca parece suficiente. Sigues sintiendo que necesitas hacer más y evitar hacer cosas que podrían causar desilusión o enojo.
La sensación de que siempre debes cumplir con ciertas expectativas puede ser abrumadora y nunca parecer lo suficientemente satisfactoria.
10. Bajo rendimiento con responsabilidades
Cuando el abuso emocional ha afectado tu confianza, es común que tu rendimiento en varias áreas de tu vida empiece a decaer.
Esto puede pasar en la escuela, en el trabajo, o en casa. La baja autoestima puede hacer que te sientas incapaz de dar lo mejor de ti.
Si nunca te sientes lo suficientemente buena, es fácil caer en la trampa de vivir según esas bajas expectativas. A veces, puedes rendir por debajo de tus posibilidades como una forma pasiva-agresiva de mostrar tu descontento con el abusador.
Por ejemplo:
- En el hogar: Si tu pareja espera que hagas ciertas tareas, es posible que las evites o las hagas de manera incompleta.
- En tu apariencia: Si te critican por cómo te ves, es posible que dejes de cuidarte y descuides tu aspecto.
Estos comportamientos pueden ser una forma de expresar tu frustración y de mostrar tu dolor, aunque no lo hagas de manera directa.
Es difícil mantener hábitos positivos cuando no te sientes valorada o apreciada. Si el esfuerzo y el buen rendimiento no traen ninguna recompensa real o solo tienen consecuencias negativas, es comprensible que elijas la opción más fácil.
Si no hay una diferencia significativa entre dar lo mejor de ti misma y no hacerlo, es natural que te sientas tentada a optar por lo que te parece menos agotador.
11. Ansiedad, depresión, pensamientos y comportamientos suicidas o autolesivos
Cuando has estado sometida a críticas constantes, sermones intimidatorios o comentarios autocompasivos, el impacto del abuso emocional puede ir mucho más allá de la tristeza temporal. El efecto a largo plazo puede ser muy profundo y afectarte de maneras serias.
Si la forma en que te hablas a ti misma refleja lo que has escuchado durante mucho tiempo, esto puede arrastrarte hacia un estado de malestar físico, mental y emocional.
Es como si el maltrato continuara en tu cabeza, incluso si el abusador ya no está en tu vida.
Es crucial que te des cuenta de estos patrones de autoconversación negativa para empezar a cambiarlos. Sin esta conciencia, podrías seguir atrapada en un ciclo de ansiedad y depresión.
Además, podrías enfrentar pensamientos suicidas o autolesivos como una forma de escapar del dolor que sigue presente en tu mente.
El primer paso hacia la recuperación es ser consciente de estos pensamientos negativos y reemplazarlos con una autoconversación que te apoye y te ayude a sanar.
Cómo afrontar las secuelas del maltrato emocional
Hasta que no seas consciente del abuso y de sus efectos sobre ti, no podrás empezar a liberarte -por dentro y por fuera- de su dominio. Y no podrás iniciar el proceso de recuperación.
Hace falta valor para admitir que estás sufriendo abusos emocionales a manos de alguien en quien deberías poder confiar. También hace falta valor para liberarse de ese abuso y hacer lo necesario para afrontar las consecuencias personales.
Todo lo siguiente puede formar parte del proceso de autoconocimiento, de liberación o de ambos.
- Hablar con un consejero de confianza
- Escribir un diario
- Contrarrestar la autoconversación negativa con la verdad y con gratitud
- Perdonar al agresor, pero sin condonar ni restar importancia a los malos tratos.
- Interesarse de nuevo por una habilidad o afición que te ilumine por dentro.
- Recurrir a otras personas en busca de apoyo
- Leer libros que te ayuden a superar el dolor y a salir de él.
Las secuelas del maltrato emocional no tienen por qué ser tu «normalidad» para el resto de tu vida; te mereces algo mejor y puedes tomar medidas hoy mismo para sustituir esos guiones dañinos por otros sanos que refuercen tu confianza.
Crea tu nueva normalidad
¿Te ha ayudado esto a identificar el abuso emocional y sus efectos continuos? Si te hemos puesto en el camino hacia el tratamiento de tu daño interno o te hemos dado un recurso para ayudar a un ser querido, este artículo ha cumplido su propósito.
Cuanto antes empieces a decirte a ti mismo la verdad de quién eres y de lo que eres capaz -que es mucho mejor que los guiones negativos y limitadores que se han estado reproduciendo automáticamente en tu cabeza-, antes podrás dejar atrás el abuso y ser más feliz.
Y más puedes ayudar a otros que se enfrentan al mismo trauma.
Lo que has vivido puede convertirte en una firme defensora de otras personas que han sufrido abusos emocionales. Ahora sabes que sobrevivir a esto es algo más que romper con el maltratador, y cuanto más te recuperes, más podrás ayudar a otros a hacer lo mismo.
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Que tu resistencia y tu coraje influyan en todo lo que hagas hoy.